Ránking de innovación: malos puntajes de la Argentina en la región y en el mundo

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Innovación. Palabra bonita y gastada. Palabra difícil de hacer carne en las economías y en sus actores en plena Cuarta Revolución Industrial. Tanto difícil que los países más innovadores del mundo se ubican en niveles que oscilan entre los 57 y los 65,5 puntos sobre un total de 100, y donde los de América latina no sólo quedan relegados en la tabla sino que, además, no logran alcanzar siquiera los 40 puntos. Es decir, hay una brecha de más de 50% entre las naciones más innovadoras y los países de América latina. La Argentina, cada vez más atrás.

Es lo que surgió del informe que publica la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI) en el que muestra a las economías mejor ubicadas en cuanto a la innovación mundial en 2021. Suiza continúa estando a la cabeza de este ránking por undécima vez, con 65,5 puntos, seguida por Suecia, con 63,1 puntos y Estados Unidos, con 61,3 puntos.

¿Qué pasa con las economías de América latina? Chile es el primero que aparece entre las naciones de esta región, al totalizar 35,1 puntos, y ubicarse en el lugar 53, sobre un total de 132 países evaluados. México y Costa Rica alcanzar 34,5 puntos, y ocupan los puestos 55 y 56 respectivamente, mientras completa el podio latino Brasil, que con 34,2 puntos llega al puesto 57. Es decir, todos muy pegaditos, y a más de 30 puntos de diferencia con el primero.

Los restantes países de la región se ubican de la mitad de la tabla para abajo: Uruguay, con 32,2 puntos, alcanza el puesto 65, Colombia alcanza el 67 con 31,7 puntos, Perú el 70 con 31,2 puntos… y la Argentina, con 29,8 puntos se coloca en el lugar 73 del ránking de la OMPI, que aún así ascendió, lo que muestra todo lo mucho que se debe trabajar en este país para mejorar en todos los aspectos que se miden.

¿Qué evalúa esta clasificación? Instituciones, capital humano e investigación, infraestructura, desarrollo empresarial y de los mercados, y producción creativa, de conocimientos y tecnología. Cada quien, mientras lee, podrá sacar sus conclusiones.

Aunque son varias las economías que performan por encima del nivel que ostentan en la tabla, la Argentina se ubica por debajo de las expectativas de innovación que se prevén en estos estudios, aún cuando todavía conforma el grupo de países con ingresos medios.

¿Qué sucede con los restantes países de América latina a la hora de evaluarlos en cada uno de los conceptos que se abordan?

México continúa rezagado en instituciones (77°) e infraestructura (67°). Costa Rica y Brasil ostentan también ese retraso en infraestructura y sofisticación de mercado, aunque el país más grande de América del Sur es la única que supera el 1% del PBI en inversión en I+D, comparable con algunas economías europeas como Croacia y Luxemburgo, detalló el informe. De hecho, es el primero en la región en el indicador de Inversores corporativos globales en I+D, donde ocupa el puesto 26, por encima de México (31°) y la Argentina (36°).

Colombia y Perú vienen mejorando sus calificaciones pero de manera irregular. Colombia continúa con desequilibrios , y donde más se nota es en capital humano e investigación, aún cuando mejora posiciones en sofisticación de mercado (42°) y sofisticación empresarial (50°), aspectos que mejoró Perú al lograr los puestos 38° y 37° respectivamente.

Donde mejor puntúa la Argentina es en capital humano (50°), seguido por sofisticación de negocios, donde alcanza el puesto 57. En infraestructura se coloca en el lugar 64, y el 73 cuando se trata de oportunidades creativas y de conocimiento y tecnología, curiosamente uno de los segmentos que más le rinde al país en términos de generación de divisas. Los peores desempeños los posee en Instituciones, donde se ubica en el puesto 102 del ránking; y en sofisticación del mercado, con el lugar 110. Sólo mirando estos dos indicadores pueden entenderse varias cosas.

Definitivamente, la Argentina y la región debe actuar rápidamente para modificar ciertas estructuras de sus economías si no quieren quedar más relegadas en un mundo que exige, cada vez más, cambios súper acelerados.

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Soy licenciada en Comunicación Social, egresada de la Universidad Nacional de Cuyo. Estoy especializada en telecomunicaciones, tecnología y economía digital. Mis conocimientos sobre la industria vitivinícola vienen por defecto. En la secundaria me hacía machetes en Braille.