La Casa de Quilmes: un bar-museo para reeditar la historia con el sabor del encuentro

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En la era de las experiencias Quilmes invita a conocer el principio de su historia en la Argentina. La compañía abrió un bar-museo en el mismo lugar en el que, hace 131 años, Otto Bemberg, produjo la primera cerveza con la que se escribiría ya no sólo su historia sino también la de gran parte de la perteneciente a esa localidad.

Cerca del tradicional Parque de la Cervecería Cervecero, La Casa de Quilmes, tal el nombre con el que se conoce al nuevo espacio, invita a tomar una cerveza elaborada con el método de finales del siglo XIX, con la frescura que la tecnología ofrece en el XXI. ¿De qué se trata?

Aquella primera cerveza se produjo en un horno dentro de lo que se conoce como sala de cocimiento, original de 1.890. Sale del horno pero se toma fría, tal como a los bebedores de cerveza les gusta, gracias a la tecnología de este siglo. Eso es lo que se puede conocer ahora, la historia hecha experiencia.

Este lugar en el que se produjo la primera cerveza Quilmes de la Argentina fue restaurado por Eme Carranza, la misma diseñadora que se ocupó de imprimirle su impronta a espacios como Niño Gordo, El Preferido de Palermo, Boticario o Tigre Morado, entre otros.

Ingresar a La Casa de Quilmes es remontarse a aquella época. Las ollas de cobre dominan con sus chimeneas e invitan a subir las escaleras para encontrarse con viejas maquinarias recuperadas. Los muebles antiguos y restaurados guardan vasos de cerveza de barro, de cerámica, de vidrio, de materiales que evocan diversas épocas. En una de las vitrinas domina la camiseta de la Selección Nacional de Fútbol ¡y cómo no! y los grandes ventanales nos dejan ver otras partes de la historia de esa fábrica de cerveza que, desde que se tiene memoria, forma parte del folclore argentino.

La barra está dotada con un sinfín de canillas de cerveza que se funden, al final, en un vitral con un arco conformado por los culitos de las botellas de cerveza. Y el recuerdo de que existe desde 1890. Una mesa alargada frente a este espacio permite compartir y disfrutar el famoso “sabor del encuentro” que, en tiempos de pandemia, adquiere más sentido que nunca.

La Casa de Quilmes es un lugar para disfrutar el momento del compartir y la experiencia de transportarse casi a un siglo y medio atrás. Hace valer su historia – característica de la que, hasta ahora, se había apropiado casi con exclusividad la industria del vino- y es imposible no dejarse seducir por ella y por el trabajo realizado para mostrarla.

Por eso es bar y es museo, y se pueden disfrutar ambas cosas, en conjunto o de forma independiente. Para conocerla hay que preadquirir las entradas a través de la página de la cervecería www.quilmes.com.ar. Allí se podrá acceder a tres alternativas de visitas: una guiada y completa a toda la cervecería, otra visita guiada al museo-bar, o el ingreso al bar de manera exclusiva. En todos los casos se incluyen cuatro cervezas y cuatro platos de degustación, como para que no queden dudas de que la intención es ir a disfrutar en grupo.

La inauguración oficial se realizó en los últimos días de octubre. Hubo una primera apertura, solo para los vecinos del bar-museo que, así, pudieron conocer de qué se trataba esta nueva alternativa que ofrece la principal empresa del partido de Quilmes. En una segunda, se abrió a los clientes, a los influencers, a la prensa para, así, ya dejarla con las puertas abiertas para el público. Haber elegido octubre no fue un capricho. Es el mes de la cerveza, una tradición que comenzó en Baviera, Alemania, allá por 1.810 y que, ahora, y en este lugar, encontró una buena excusa para que los fanáticos de esta bebida la celebren con un retazo de historia.

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Soy licenciada en Comunicación Social, egresada de la Universidad Nacional de Cuyo. Estoy especializada en telecomunicaciones, tecnología y economía digital. Mis conocimientos sobre la industria vitivinícola vienen por defecto. En la secundaria me hacía machetes en Braille.